viernes, 10 de diciembre de 2010

Mirame, date vuelta y mírame, date vuelta y volvé por favor. Y acá estamos otra vez, logrando que alguien te mire. Cuando queres que alguien te mire no importa ninguna otra mirada, vos queres esa mirada y ninguna más.
Pedimos a gritos desesperadamente que abran sus ojos y nos miren, que nos vean, que vean nuestro dolor y nos comprendan.
 Hacemos enormes esfuerzos para no necesitar de nadie, para no necesitar de una mirada para existir. Pero somos esclavos de esa mirada, la necesitamos, como al aire. Hacemos cualquier cosa por atraer esa mirada, intentamos ponernos en el campo visual del otro, quisiéramos tener un reflector que nos ilumine, quisiéramos brillar para ser mirados.
Lo curioso es que los ojos que más nos obsesionan son los que no nos pueden mirar. Pero la mejor mirada no es la que se nos niega, sino esa mirada que no vemos, la que ignoramos distraídamente.
Esa mirada inesperada, fuera de todo calculo, esa mirada que nos ve cuando no nos sentimos mirados y por lo tanto nos mostramos mejor. Una mirada capaz de atravesar la máscara y ver lo que hay detrás.
Es imposible que nos mire, a una mirada vacía, vaciada. Pero lo queramos o no somos esclavos de esa mirada porque todos somos luces apagadas que solo se encienden cuando alguien nos mira.



Una corazonada, una señal, siempre buscamos algo que nos diga cuándo actuar. Pero no nos damos cuenta de que esperar también es actuar, entonces la impaciencia nos lleva a actuar a destiempo, a equivocarnos. Y si se trata de actuar nada mejor que sorprender. Los animales de presa dominan bien este arte, ellos saben cómo esperar a la presa, dejarla actuar para cazarla. Al fin y al cabo actuar es mentir, creo. Toma uno, acción. Y entonces ciego caes en la trampa por no saber esperar. Somos esclavos de nuestras impaciencias, de nuestras tentaciones, de nuestra culpaSiempre se trata de lo mismo, de cuando esperar, de cuando actuar, es como prepararse para una cita, saber que ponerse, que no ponerse, que decir y que no decir, cuando hacer el gesto apropiado, cuando mantener el silencio, cuando ocultarse y cuando mostrarse.


Contame si lo viste, porque lo estaré esperando aquí por siempre.



Y no me arrepiento de nada que hice ayer 
me arrepiento de lo que pude haber hecho, haber dicho 
y ya no podré hacerlo jamás...

miércoles, 8 de diciembre de 2010



¿A qué pretendemos jugar? ¿A fingir un amor de verdad o a lastimarnos sin tocarnos? 
                        





Masoquistas. Eso es lo que somos. Y además nos gusta serlo, disfrutamos sintiendo dolor y eextrañando.
El mundo está lleno de inquietud y de mala existencia. Días en que escuchas canciones tristes para sentirte peor, días en que recorres recuerdos para sentirte muerto.
Realmente nos damos cuenta de que somos los únicos que nos encontramos solos. Todo ha sido creado para que nos duela. Miramos a nuestro alrededor y solo encontramos opuestos que se quieren. Sufrimiento dentro de nosotros.


...Y estar así, al margen de todo. VIVIENDO tu error, siendo espectadora de tu insensatez. Escuchando los consejos que te dan, queriendo decirles que tienen razón, que lo estás haciendo mal , pero no poder porque pienso que uno tiene que hacer lo que el corazón le dicte, porque por mas que estés equivocado, es lo que sentís y si te haces daño vas a aprender porque es parte de la vida, caer y levantarse y aprender de aquella caída. Son mis principios contra lo que me pasa acá adentro. Ella no te merece y yo que puedo hacer? Nadie puede hacer nada.~

   

Si me cansé de esperar,
fue porque el tiempo no curó ni una herida.

Si me cansé de perdonar,
fue porque cuando duele nunca, nunca, nunca se olvida.

Si me cansé de olvidar,
fue porque el olvido es la ''pastilla suicida''.

Si me cansé de mentir, 
fue porque la verdad lastima solo al principio.
~ ¿Seguirás queriéndome por la mañana? ~

¿Se puede romper un corazón que a dejado de latir?~

sábado, 4 de diciembre de 2010

  ♥ ♥ Está mi mente desesperada, buscando señas de tu mirada (♥)





 Todo llega dicen, y es verdad, el problema no es si llega sino cuando llega. A veces las cosas llegan cuando ya es tarde. Otras veces lo que esperas llega antes, cuando no estás listo. Todo tiene su momento, antes o después de ese momento nada prospera. El destiempo son dos calles que nunca se cruzan. El destiempo es llegar cuando la fiesta terminó. El destiempo no es solo que algo te llegue tarde, es también llegar tarde a eso. Es no tocar a tiempo la nota justa. El destiempo es perder el tren. El destiempo es un perdón que llega tarde. El destiempo es como una fruta verde, amarga. Cinco segundos antes puede ser el momento ideal, cinco segundos después el peor momento. El destiempo es un desencuentro. Es sabiduría que llega cuando ya no la necesitas. El destiempo es una tarde fría en verano. Es lo opuesto al lugar y la hora indicada. El destiempo es una discusión entre sordos.



#


#



#


#


#


Cuando te preguntas por qué y no tenes respuesta no hay paz, te sentís caer al vacío, no hay pregunta que duela más que ‘por qué’. Y necesitamos entender eso que nos inquiera, nos perturba, nos genera ansiedad.
No entender nos enmudece. Habrá que aceptar lo que no tiene explicación, eso que ocurre sin que sepamos por qué. Ese absurdo que amarga nuestra existencia, eso que nos deja en soledad preguntándonos una y otra vez por qué, por qué. Ese sin sentido que vuelve nuestra vida irreal, ese por qué que necesita una respuesta urgente, esos por qué que desesperan. Cuando lo absurdo es tan absurdo ya nada importa.


                                 
    Solo llora quien se ahoga en recuerdos leí en un libro: llorar es un defecto, una debilidad. ¿Entonces por qué lloro? ¿En qué recuerdos me estoy ahogando?
Los recuerdos no se pueden matar, ni tampoco esconder, solo se pueden olvidar.

                                            

Son tantas las cosas que he callado

y tantas las que te debería de gritar.